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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
EL TREN DEL SUR DE ELOY ALFARO
En el año 1860, Gabriel Gregorio García
Moreno, uno de los presidentes más con-
trovertidos de la historia del país debido a
sus ideas y estilo de gobierno radicalmente
diferentes, se destacó por su ferviente cato-
licismo y su deseo de integrar la influencia
de la Iglesia Católica en el progreso nacio-
nal. Esta postura generó tanto admiración
como descontento, lo que resultó en varios
conflictos y hasta intentos de asesinato en
su contra. A pesar de esto, García Moreno
dejó un legado importante en la historia de
Ecuador, incluyendo varias frases icónicas,
Harman (2003) identifico esta frase “Los
enemigos de Dios y la Iglesia pueden ma-
tarme, pero Dios no muere” (p.8).
García Moreno, considerado un presiden-
te ejemplar por algunos y un dictador por
otros, mantenía un ideal firme: promover la
unificación entre las regiones Costa y Sie-
rra. Su objetivo era mejorar el comercio y la
comunicación mediante la implementación
de un medio de transporte, específicamen-
te un ferrocarril; Harman (2003) menciona
que “Hay tres cosas que hacen grande y
próspera a una nación: tierras fértiles, talle-
res atareados y facilidad de transporte de la
gente y las cosas de un lugar a otro” (p.9).
Durante ese período histórico, la ausencia
de un sistema ferroviario se consideraba un
indicador de escaso desarrollo en un país.
Después de una década de planificación y
financiamiento, el tan esperado ferrocarril,
en 1871 en un pueblo de nombre Yaguachi,
cerca de Guayaquil se comenzó a construir
el llamado “Ferrocarril del Sur”.
Según Ponce (2019) expresa que “Ecuador
necesitaba un medio de transporte eficiente
que acorte las distancias entre las regiones
con mayor afluencia comercial, […] para
que exista mayor intercambio económico,
[…] era necesario innovar y transformar al
Ecuador la única manera viable fue; aseme-
jarnos a Europa” (p.3), determinando así a
los ferrocarriles como importantes y de gran
ayuda para el desarrollo social y económi-
co, gracias a esto, García sintió la necesi-
dad de incluir este proyecto a Ecuador.
No obstante, la construcción del ferrocarril
enfrentó numerosos obstáculos que gene-
raron críticas y contratiempos significativos,
uno de los principales problemas fue la dis-
ponibilidad de mano de obra, en la Costa
ecuatoriana, la población era escasa, lo
que dificultaba encontrar suficientes traba-
jadores, mientras que los habitantes de la
sierra, en su mayoría indígenas, no podían
adaptarse a las condiciones de vida en la
costa, incluyendo el clima, la alimentación,
la altitud y los riesgos naturales. Además, el
clima representaba otro desafío importante,
ya que las intensas lluvias e inundaciones
destruían lo poco que se avanzaba.
Se inició el proyecto “el 31 de enero de 1873,
el Banco del Ecuador concede el primer
préstamo de 80.000 mil libras esterlinas, al
interés del 9% anual, para la construcción
del ferrocarril” (BRAVO & ROJAS, Vicente,
1992, p.62). En la realización de la línea fé-
rrea, se contrató a los ingenieros Curtis y
Merill, los cuales negociaron la construcción
a un costo de 3’700.000 pesos, precio que
se salía del presupuesto del Estado. García
(1873) intuyó y afirmó que “el ferrocarril co-
menzará a servir desde enero de 1875. Su
extensión será de 140 kilómetros, la mayor
parte en llanura” (p.8).
Se adquirieron las dos primeras locomoto-
ras compradas en Estados Unidos que cir-
cularían por la vía que se estaba ejecutan-
do, “las locomotoras fueron llamadas Quito
y Guayaquil” (Nieves, 2012, p.12). Las mis-
mas que “funcionaban […] y proporcionó
empleo a más de 250 personas”. (Sevilla,
1993, p. 10-11). De esa manera, según
Clark (2004) da a conocer que “La primera
locomotora en el país rodó el 18 de julio de
1873 desde la estación de Yaguachi” (p. 37)
Gabriel García Moreno, fallece el 6 de agos-
to de 1875, en manos de Faustino Rayo Le-
mus en medio de una confabulación de sus
enemigos el partido liberal, debido a este
acontecimiento el proyecto de la construc-
ción de la línea férrea y la adquisición del
ferrocarril transandino quedó en pausa, te-