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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
y origen de la proteína de la dieta. Estudios
prospectivos en pacientes diabéticos han
mostrados que la retinopatía diabética es un
predictor del desarrollo de la nefropatía.7,8
El progreso de la ND a Insuficiencia renal
también tiene sus propios factores predicto-
res, entre los que se encuentran el grado de
proteinuria como el de mayor importancia y
el nivel de la HbA1c (2).
La nefropatía diabética se clasifica por su
daño intersticial y vascular, según los hallaz-
gos en la biopsia y la microscopia de luz:
• Clase I: engrosamiento de la membrana
basal glomerular aislado.
• Clase II: expansión mesangial sin escle-
rosis nodular o glomeruloesclerosis glo-
bal en menos del 50%.
• Clase III: esclerosis nodular: lesiones de
Kimmelstiel-Wilson.
• Clase IV: glomeruloesclerosis avanza-
da, con más del 50% de los glomérulos
comprometidos y pruebas clínicas atri-
buibles a la nefropatía diabética (4).
La Diabetes mellitus es la causa de Enfer-
medad Renal Crónica más común, se estima
que un tercio de los pacientes diagnostica-
dos de 5 a 10 años de evolución desarro-
llaran la enfermedad. Varios estudios han
demostrado la relación entre el control me-
tabólico y la ERC. Dentro de los mecanis-
mos de la nefropatía, en la hiperfiltración, la
hiperglucemia actúa sobre el túbulo proxi-
mal renal, produciendo un aumento en la re-
absorción de sodio, esta sobrecarga incre-
menta la presión arterial. La hiperglucemia
crónica favorece el paso de agua libre del
espacio intracelular al extracelular provo-
cando aumento de la volemia. Siendo esta
enfermedad la causa más frecuente de ERC
terminal (5).
Para el diagnóstico inicial de la nefropatía
diabética es necesario un análisis de orina
para determinar la cantidad de albúmina eli-
minada en 24 horas y análisis de parámetros
de función del riñón en sangre. La presencia
de microalbuminuria es un signo de nefropa-
tía incipiente y se usa como screening para
la detección precoz de la afectación renal.
Puede decirse que la nefropatía diabética
es prácticamente irreversible. Es, por tanto,
importantísima su detección precoz y evitar
su progresión cuando se diagnostica. El es-
tricto control de la glucemia y el tratamiento
farmacológico de la hipertensión arterial han
conseguido frenar o retrasar la evolución a
estadios más avanzados de la enfermedad
(6). En la mayoría de los casos de síndrome
nefrótico, el abordaje diagnóstico concluye
con la realización de biopsia renal.
Para su manejo son especialmente eficaces
cierto tipo de fármacos antihipertensivos de-
nominados inhibidores del enzima converti-
dor de angiotensina (IECAs). Igualmente,
es muy importante controlar los niveles de
lípidos, mantener un peso saludable y prac-
ticar una actividad física regular. En casos
de nefropatía diabética instaurada es acon-
sejable reducir la cantidad de proteínas de
la dieta siguiendo un plan de alimentación
específico. Es posible que sea necesario re-
currir a la diálisis una vez que se desarrolle
la enfermedad renal en estado terminal. En
esta etapa, se debe considerar la posibili-
dad de un trasplante de riñón (6).
La terapia farmacológica de primera línea
actual en la ERD está constituida en pa-
cientes diabéticos tipo 2 por la metformina
en asociación a un SGLT2i (inhibidores del
cotransportador Sodio glucosa 2), siempre
que no exista contraindicación para la ad-
ministración de los mismos, ya que son fár-
macos que impactan tanto en el control me-
tabólico como en los desenlaces renales y
cardiovasculares, la adición y selección de
otros hipoglucemiantes cuando no se ob-
tengan metas de control metabólico, debe
ser establecida de acuerdo a múltiples fac-
tores como la disponibilidad local de los fár-
macos, costos asociados, preferencia del
paciente, comorbilidades, niveles de TFG,
siendo de preferencia por la evidencia ac-
tual los AR-GLP1. En los ensayos clínicos el
uso de metformina se ha asociado a dismi-
RODRÍGUEZ MACÍAS, E. L., MENDOZA DÍAZ, M. M., SALTOS LOOR, J. P., & ORTEGA TOBAR, H. P.