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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
básicas aplicables a cualquier investigación
biomédica. El autor concluye lo siguiente:
La investigación es (para Herranz), un
planteamiento vocacional que interpe-
la a la persona. Esta llamada, cuando
se acepta y se pone por obra, lleva a
un modo de vivir que tiene como metas
naturales el saber y la ayuda al enfer-
mo, a todo enfermo. Y, como conse-
cuencia, genera el deber de investigar,
que es tanto activo (de los agentes de
investigación, que deben gozar de li-
bertad para realizarla) como pasivo
(de los sujetos de investigación, que no
pueden plantearse de modo frívolo su
participación, sino de modo compro-
metido). En esta misión, se establece
una relación clínica peculiar con el su-
jeto de investigación, que es respetado
en su individualidad, aunque, de cara
a la experimentación, sea sólo un dato
más dentro del protocolo que se está si-
guiendo…, … Por último, otra reflexión
sobre lo visto: sus desarrollos son una
buena prueba de una visión que inte-
gra lo científico y lo humano. Y su recur-
so a mostrar las consecuencias de una
buena ética de partida en la calidad de
la investigación final es suficientemente
demostrativo de su enfoque integrado.
(p. 249, 261)
Otros documentos internacionales que han
ganado gran aceptación han sido las Nor-
mas CIOMS (1989, 1993, 2002), las Nor-
mas CIOMS epidemiológicas, el Convenio
sobre Derechos Humanos y la Biomedicina
(Oviedo, 1997), las Guías Operacionales
para Comités de Ética que evalúan investi-
gación biomédica (OMS, 2000) y los docu-
mentos que ha aprobado la UNESCO como
la Declaración Universal sobre el Genoma
Humano y los Derechos Humanos (1997),
la Declaración Internacional sobre los Da-
tos Genéticos Humanos (2003) y, particular-
mente, la Declaración Universal sobre Bioé-
tica y Derechos Humanos (DUBDH) del año
2005. Otro documento, aprobado en EE.UU.
en el año 1978, fue el Informe Belmont, cuya
propuesta ganó gran difusión internacional
a pesar de no estar respaldado por un orga-
nismo internacional. (Vidal, 2016)
Comités de ética
La Ética de la experimentación ha de estar
presente como luz esclarecedora, desde el
primer momento, en la génesis y desarrollo
de los ensayos sobre seres humanos. Ha de
estarlo en el pensamiento y en la acción del
responsable de la experiencia, pero tam-
bién mediante unos órganos específicos
que, según los lugares, tiempos y circuns-
tancias, se llaman Comités Institucionales
de Ética para la Investigación Biomédica,
Comités de Ensayos Clínicos, Comités Ins-
titucionales de Revisión, de composición y
atribuciones diversas: con función consul-
tiva siempre, pero también, a veces, con
poderes discrecionales muy amplios. Una
buena parte del enriquecimiento doctrinal y
práctico de la Ética de la Experimentación
humana se debe a la reflexión y al trabajo
de estos Comités, encargados de hacer un
examen serio de la naturaleza, objetivos y
métodos de los proyectos de investigación
que son sometidos a su dictamen, aproba-
ción y supervisión. Esos Comités han de
discernir si una investigación es original y
busca ensanchar nuestros conocimientos,
o es repetitiva y motivada, en el autor, por
intereses prevalentemente personales o co-
merciales. Deben actuar ecuánimemente
en su doble abogacía en favor de la ciencia
y del paciente, para lo que ha de escrutar
a fondo si los riesgos e inconvenientes del
ensayo superan razonablemente los bene-
ficios calculados. Más aún, han de tratar
de que los riesgos se reduzcan, ofrecien-
do, si existen, modos alternativos de inves-
tigación, modificando la composición de
los grupos, o proponiendo más favorables
condiciones de inclusión/exclusión de los
sujetos experimentales. Sobre todo, los Co-
mités han de ser guardianes de la dignidad
humana e impedir cualquier abuso, moral,
psicológico o físico, sobre los pacientes o
sujetos estudiados. (Herranz, 1993)
BIOÉTICA E INVESTIGACIÓN EN SALUD, IMPLICACIONES EN LA BIOMEDICINA